martes, 28 de abril de 2020

Lo admito




Calendario compartido, ganas, mentiras piadosas a las familias y burbuja: días de ensueño y burbuja. 

Considero soy una persona que siempre ha vivido el momento y que exprime cada segundo al máximo, sin embargo, qué difícil es encontrar ese momento pleno en el que se detiene por completo el tiempo, en el que no te hace falta más que tener al lado a quien sientes tiene que estar: inexplicable sensación de paz y tranquilidad.

Ese nerviosismo, esas palpitaciones aceleradas, ese “por favor, sal ya” cuando esperas se abra la puerta de salidas y que comiencen los días de felicidad. Y qué decir; imposible describir cómo descansar fines de semana lo que no me permite mi hiperactividad.

Hay quien enseña pasado y presente y hay quien enseña presente y futuro; combinaciones perfectas en las que nada puede salir mal. Buenos sí, pero no es ni digno de mencionar.

Todavía no soy capaz de leer ninguna conversación, no soy capaz de mirar fotos y recuerdos, no soy capaz de caminar. Un pensamiento incesante retumba en mi cabeza y me impide avanzar.

Todavía me despierto mirando el móvil como si un mensaje hubiese entrado ya, todavía sueño con encontrar ese solomillo al Roquefort que tanto ansiábamos probar, todavía recuerdo esos momentos de sofá y esas miradas que nos hacían sentir especial.

Lo admito y lo dejo patente una vez más: no quiero que esto sea un punto y final...