martes, 5 de mayo de 2020

Antigua normalidad


Como ha cambiado la vida; tú vida, mi vida; nuestra vida.

Nunca imaginamos que las cosas que antes considerábamos cotidianas se volvieran por un tiempo ilimitado inalcanzables. Supongo que el confinamiento nos ha hecho a todos reflexionar aunque creo que la cosa no va de suponer, sino de ser valientes y afirmar. Absolutamente a todos en mayor o en menor medida nos ha dado por pensar. 

La gran mayoría de nosotros estamos viviendo en situaciones relativamente cómodas de las que no nos tenemos que quejar, sin embargo, en ciertas ocasiones los pensamientos nos sobrepasan y nuestra cabeza va mucho más allá. Querida cabeza, tú también necesitas descansar.

Hemos tenido que adaptarnos a una nueva realidad, generar una nueva rutina en nuestras vidas, conocernos a nosotros mismos y conocer mucho más a los demás. Ninguno de nosotros ha sido capaz de afrontar de la misma manera esta llamada “nueva realidad”. 

Hemos ganado mucho y también hemos perdido. No sé si soy la única persona que en ocasiones piensa que éste es un mundo irreal y que todo lo que está pasando quedará en el olvido sin más. Ojalá fuera tan fácil, todos sabemos que queda mucho por caminar, mucho por esperar, recuperar o sanar y en algunos casos; sabemos que hay cosas que nunca volverán.

En ocasiones, me da miedo mirar hacia atrás, ver cual era mi normalidad y saber que muchas de las cosas que eran mi prioridad, en esta realidad ni si quiera están ni estarán. Hay que caminar, todo pasará aunque con una nueva normalidad. Hemos de ser conscientes que el presente como siempre; es lo que prevalece y hay que aprovechar. 

Me gustaría saber cuándo dejaremos de hablar de “nueva normalidad”, de “nueva realidad” y comencemos a hablar de la antigua normalidad. Quiero saber cuándo podré ver a personas queridas, cuándo podré abrazar, cuándo podré viajar, cuándo podré hasta “olvidar”.

El mundo ha cambiado y todos somos consientes que estas lecciones de vida que nos han venido en forma de cuarentena nos harán evolucionar. Todo pasa por algo, tendremos que adaptarnos a la dichosa nueva realidad para volver a la querida antigua normalidad. 

Creo que mentalmente de una forma u otra todo este tiempo en “soledad” dejará secuelas en cada uno de nosotros que en muchas ocasiones no sabremos ni que están. No sé tú, pero creo que nuestro lado más humano saldrá cuando minuto a minuto veamos que esto tiene un final. Espero que en algunos casos se convierta en un punto y seguido y en muy pocos un punto y final.

¿Por qué apelar a lo humano? ¿Por qué apelar al amor en sus múltiples formas? Porque tal y como exponía al inicio de este confinamiento es lo que hace realmente avanzar. 

Y un día más la vida nos recuerda que somos unos afortunados. Que ojalá fuéramos conscientes y brindáramos por ello de una forma u otra. 
Nos recuerda también; que los abrazos no implican el roce de la piel, que los besos no siempre significan proximidad, que muchos “hola” llevan detrás un “¿cómo estás?” y que un simple “te echo de menos”, “mañana más”, “buenos días” alegran un día y muchas noches si se sienten de verdad. 
Nuestros corazones y sentimientos se han puesto a hablar. Y ahora más que nunca somos conscientes de que la distancia existe para absolutamente todos nosotros y sentir de verdad es lo que nos hace realmente avanzar. ¡Ya queda un día menos! ¡Se hace camino al parar!

Y hasta que podamos abrazar a nuestras familias, bebernos una cerveza con nuestros amigos o en mi caso, demostrar mediante un abrazo que todo funcionará, no espero que nada cambie, simplemente mantengo la esperanza de que entre todos conseguiremos algún día desde la antigua normalidad mirar hacia atrás y ser un poquito más humanos en esta nueva realidad.